Desapasionadamente tuyo

Relatos cortos, discusiones conmigo mismo, opiniones varias... y todo lo que quepa en unas pocas líneas y que demuestre que no estoy muy bien de la cabeza...

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domingo, junio 26, 2005

El hombre que cortó con todo

Todo empezó la mañana del 23 de junio, víspera de San Juan y noche más corta del año. Mientras se tomaba un café cortado, Julián decidió que su vida necesitaba un nuevo rumbo. Su novia, Pasión, cuyo nombre reflejaba bien poco su verdadera naturaleza huraña y reprimida, había cortado con él algunos minutos antes en la parada de taxis donde él comenzaba su jornada laboral. ¿La razón? Qué importaba... si no hubiese sido ella habría sido él. Una relación más bien corta (sólo dos meses) que había comenzado como una montaña rusa de promesas de amor eterno y había derivado en tan sólo un par de semanas a continuas peleas sin sentido sobre cualquier nimiedad. Julián se repetía a sí mismo que había sido lo mejor, pese a guardar en su interior ese extraño sentimiento de apego a las cosas que más daño nos hacen.

"Cortar con todo" - Ese era el plan de Julián. Para encontrarse a sí mismo debía cortar con todo en el sentido más amplio de la expresión. La clave era deshacerse de todo aquello que le recordara su anterior vida. Por eso, al llegar a su casa después de dejar al último cliente (una señora bastante desagradable, de esas que piensan que el ser mayor les da derecho a colarse en el supermercado), se lanzó sobre cada esquina de su piso en un frenético viaje de destrucción mientras en su cabeza sonaba el "Purple Haze" de Jimi Hendrix. Su primera víctima: su amplísima colección de discos de heavy metal. Meticulosamente fue pulverizando cada vinilo, cada casete, cada cd de la colección con el martillo que solía usar para partir nueces, uno de sus manjares predilectos. Después la emprendió con los poster de Iron Maiden que tenía desperdigados por su pequeño piso, despedazando a los siniestros esqueletos que no dejaban de observarle con sus ojillos rojos. Poseido por el espíritu del mismísimo Jimi, destrozó su Gibson de segunda mano contra el equipo de música que se había hecho a base de juntar módulos de distintas marcas y procedencias. La guitarra quedó maltrecha, pero el equipo quería guerra aún, así que retomó el martillo y golpeó como si fuese la batería de John "Bonzo" Bonham cada centímetro del equipo... pero no era suficiente. Su vida anterior no estaba en todos aquellos objetos, estaba en él mismo, en cada poro de su piel y en la canción que no paraba de sonar en su cabeza.

Se acercó al cuarto de baño y se miró al espejo. Sudaba como un cerdo, aunque tenía que admitir que había disfrutado al reventar de sendas patadas las dos columnas de 150 watios que tantas quejas habían provocado en el vecindario cuando sonaba el "Smoke on the water" a toda pastilla. Cogió las tijeras con las que se hacía su colección de recortes de periódicos con noticias sobre el mundo del rock (que ardía alegremente en mitad del salón como una fogata de una acampada) y miró su pelo revuelto y largo. Esa larga melena que agitaba en los conciertos de heavy metal comenzó a caer en el lavabo. Aprovechó las tijeras para acabar con sus largas uñas de la mano derecha, con las que hacía su triste imitación de los punteados de "Highway to Hell"... Pero no bastaba... Su vida anterior no le había dado más que disgustos y chicas como Pasión, atraidas por su aire duro y radical, e inmediatamente desencantadas al conocer su auténtico caracter reservado, tímido y bastante alejado del arquetipo de rockero. Incluso con esa nueva cara mirándole en el espejo, seguía escuchando a Jimi, tocando ahora "Voodoo chile". Tenía que dejar de oir esa odiosa música que le había hecho desperdiciar su vida... ¡Pues claro! Se separó todo lo que pudo la oreja izquierda de su cabeza y se la cortó limpiamente con las tijeras. Mientras la sangre le caía por la mejilla y un dolor lacerante se instalaba en el lugar que antes ocupaba su oreja, notó que seguía escuchando a Jimi, aunque aparentemente a un volumen más bajo... así que repitió la operación con su oreja derecha. ¡Era libre al fin! Tan sólo notaba un continuo latido en su cabeza, un latido rítmico, un latido... ¡rockero!

Cuando la policía encontró el cuerpo de Julián tenía un corte bastante profundo en su cuello producido por un afilado cuchillo de cocina que sujetaba aún en su mano derecha. Al parecer había intentado cortarse la cabeza. El dueño del bar donde Julián tomó su último cortado contaba a los curiosos: "Sólo dijo que quería cortar con todo". Mientras, Jimi Hendrix hacía cantar a su guitarra en la radio del bar...

2 Comments:

Blogger infopoeta said...

Pobre Julián, cuántas cosas le quedaron aún por cortar... :D

6:09 a. m.  
Blogger Er Flaco said...

Posi :D, pero es que si no, lo que iba a ser de todo menos corto era el post.

12:11 a. m.  

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